Las Oblatas
Misioneras de María Inmaculada

Vivir el momento presente es el medio más eficaz en este período difícil. Con la ayuda de esta realidad, mi vida durante la pandemia fue impregnada de gestos y de sentimientos de acogida de la voluntad de Dios que han hecho crecer en mí la virtud de paciencia, la capacidad de callarme y de escuchar lo que el Señor sugiere a mi corazón.

Vivir con calma y tranquilidad nuestra espiritualidad era un don no siempre muy apreciado cuando yo estaba comprometida en actividades afuera de la casa.

Quedarme en casa fue más fructuoso porque me ayudó a estar más cerca de mucha gente, primero por la oración y después con la utilización de los medios modernos de comunicación.

Y, vivir en la presencia de Dios a todo momento, no estar siempre lista a criticar el trabajo de los gobiernos, las ineficacias y la incompetencia en la gestión de la pandemia, no quejarse de restricciones, pero aprovechar para poner orden en el corazón y la realidad cotidiana.

Cuando era posible, estaba disponible para rendirme útil en unas actividades y después ser benevolente frente a situaciones difíciles, pensando que hemos hecho todo lo posible para vivir esta realidad de la mejor manera posible y en paz.

Estos son los sentimientos que me ayudan a vivir en el amor, aún durante estos días difíciles.

Maria P.

Foto: jggrz de Pixabay

Últimamente, estoy profundamente triste por todo lo que pasa en el mundo. Oigo el grito de la opresión y del desamparo que resuena más allá de las fronteras. ¿Qué hacer?

No quiero quedarme inactiva y me atrevo a lanzarles una invitación apoyándome en la Palabra de Cristo que dice: «Si dos de entre ustedes, en la tierra, unen sus voces para pedir lo que sea, esto les será atribuido por mi Padre que está en los cielos. Que dos o tres, en efecto, estén reunidos en mi nombre, estoy allá en medio de ellos»
Mt 18, 19-20.

Que nuestra fe sea viviente. Tengamos un sentimiento de ayuda mutua y la expresión de una caridad fraternal. El amor nos urge y juntos, hagamos la oración del creyente, mandando el espíritu de fortaleza, de valentía, de consuelo, de Esperanza y de paz a nuestros hermanos y hermanas en Iglesia que están necesitados.

Louise F.
Voluntario de Dios, Drummondville

Según el Padre Nuestro del creyente

Padre Nuestro,
que tu nombre resuene tan fuerte en nuestra tierra,
que reconozcamos tu presencia entre nosotros.
Que tu reino de amor y de alegría venga a calentar a tu Iglesia para desalojar la angustia,
el sufrimiento, el pecado del mundo.

Que tu voluntad, que se manifestó en Cristo,
se haga también a través de nuestros esfuerzos de justicia, de compartir y de paz.

Danos hoy nuestro pan, nuestra parte de afecto,
nuestra parte de fuerza para vivir y expandir la Buena Nueva.

Perdona nuestras faltas, como nosotros tratamos también de perdonar las faltas de los que nos hieren,
nos ignoran o no saben amarnos.

Sostennos en las tentaciones de rechazo, de pasividad y de evasión.

Líbranos del mal que está trabajando en el mundo y en nosotros mismos. Amén

Sacado de « Devant toi, Seigneur »,
Paroles pour prier, Novalis, 1981, p.56

Photo: Gerd Altmann de Pixabay

He aquí un texto de un autor desconocido. Me parece muy inspirante.
Nos interpela para nuestra misión en lo concreto de nuestra vida.
Jesús tiene necesidad de cada una de nosotras.
¿Le contestarás? Les comparto hoy.

Lilianne Rodrigue

Solo Dios puede dar la fe...
Pero tú puedes dar tu testimonio.
      Solo Dios puede dar la esperanza…
      Pero tú puedes transmitirla a tu hermano.
            Solo Dios puede dar el amor…
            Pero tú puedes enseñar a los otros cómo amar.

Solo Dios puede dar la paz…
Pero tú puedes sembrar la unión
      Solo Dios puede dar la fuerza…
      Pero tú puedes dar coraje a quien desespera.
            Solo Dios es la Luz…
            Pero tú puedes hacerla brillar en los ojos de todos.

Solo Dios es el Camino…
Pero tú puedes indicarlo a los demás.
       Solo Dios es la Vida…
       Pero tú puedes comunicar a los otros el deseo de vivir.
             Solo Dios puede hacer lograr lo imposible…
             Pero tú puedes hacer todo tu posible.

Solo Dios se basta a Sí mismo…
Pero Él prefiere contar contigo.

Lo más difícil en el amor sigue siendo amarse sin egoísmo, constatando los valores positivos sembrados en su ser por la naturaleza. Tendríamos que llegar a conocer y aceptar el valor de su inteligencia, de su voluntad, de su corazón y de su cuerpo, a fin de poder evolucionar en el mundo, sin complejo y crear relaciones humanas sanas y rectas.

El amor a sí mismo, está bien, si significa una toma de conciencia de sus valores humanos, vivirlos para realizar su ser, para prepararse a abrirse a los demás. Si es una virtud lo de amar a mi próximo como ser humano, debe ser una virtud y no un vicio amarme a mí misma, puesto que yo también soy un ser humano.

La gran reforma del siglo debería ser para cada persona humana de hacer una introspección, de hacer el inventario profundo de las riquezas de su ser, las otras reformas seguirán naturalmente sin violencia.

«Las faltas son grandes cuando el amor es pequeño». (Proverbio italiano)

«No se ofende a alguien amándole».

Reflexiones personales
1. ¿Estoy convencido de que soy diferente de los demás?
2. ¿Los demás se sienten libres conmigo?
3. ¿Puedo establecer relaciones sanas con los demás?
4. ¿Tengo la preocupación de conocerme a mí mismo?

Extracto de la Colección Voluntarios de Dios: «Puedo llegar a ser libre».
Grupo asociado al instituto secular: Las Oblatas Misioneras de María Inmaculada.

Tener confianza, pero, ¿por qué? 1. Acoger y aceptar al otro tal como es, sin condición.
Tener confianza… ¿pero, por qué? 2. Respetar la libertad del otro.
Tener confianza… ¿pero, por qué? 3. Tener confianza.

Después de un accidente y unas fracturas, he necesitado recuperar mi motricidad  fina y también
mi destreza manual. Esto es una parte de mis realizaciones. Jacqueline Légaré

3. Tener confianza.

Cada persona posee en sí misma la fuente de la confianza. Esta fuente se alimenta con todas las cualidades positivas que posee un ser humano. Esta fuente desemboca sobre la vida a la hora en que uno toma conciencia de sus dinamismos interiores, de sus buenas tendencias, de sus riquezas naturales, cuando uno se da cuenta de que posee cualidades maravillosas y suficientemente eficaces para establecer relaciones sanas con los otros.

Aceptar a los demás como uno quiere ser aceptado a sí mismo. Tener confianza, amar simplemente a los demás, creer que podemos ayudarlos sin actuar en su lugar, dejarlos libres, autónomos, capaces de tomar en su mano su vida personal, asumir su propia responsabilidad, ahí está lo que cada ser humano espera de nosotros. Los que nos quieren, lo sentimos bien, son los que tienen confianza en nosotros.

La confianza es la fuente de la vida que alimenta las amistades sólidas, que irriga todo nuestro ser, que tiene el talento de hacer surgir de nosotros aquellas fuerzas que ignoramos, aún si las poseemos desde siempre.

Cuando expresamos emociones de felicidad, de confianza en sí, de éxito vivido, nos sentimos vivir.

Cada día, tendríamos que hacer la lista de las cosas que nos han gustado, cosas logradas, alegrías que otros nos han dado y analizar su interior para saborear la paz que procede de un ser que se realiza.

Extracto de la Colección Voluntarios de Dios.

Tener confianza… ¿pero, por qué? : 1. Acoger y aceptar al otro tal como es, sin condición.
Tener confianza… ¿pero, por qué? : 2. Respetar la libertad del otro.
Conclusión de los artículos «Tener confianza…1-2-3»

Los Voluntarios de Dios existen desde hace unos años en la región de Montreal. Un primer equipo surgió y fue en ese grupo donde empecé y quedándome en él durante dos años. Después, se formó un nuevo grupo en el oeste de la Isla en Dorval. Este equipo existe todavía y unas 5 o 6 personas más o menos se reúnen cada mes.

Dada la distancia bastante larga para asistir a las reuniones en Dorval (Montreal), mi esposo Jean-Claude y yo, hemos organizado un nuevo grupo que cubre Pincourt, Vaudreuil-Dorion (en otra parte de Montreal), éramos 9 en esta región. Actualmente, somos 5 en el equipo.

Nos reunimos una vez al mes para reflexionar sobre la espiritualidad de las 5 actitudes de vida y profundizar el tema propuesto cada año por el Equipo Central de Trois-Rivieres. También recibimos una revista, «Chispas de Vida», que contiene muchos textos para nuestra reflexión.

Debido a la pandemia, no hemos tenido reuniones, pero los contactos telefónicos y los textos enviados por la responsable han llegado siempre.
No obstante, guardamos contactos con los equipos de la región. Todos estamos interesados en vivir nuestra MISIÓN: Vivir en todo lugar el amor de Cristo en el momento presente.

Andrée Labbé
Voluntaria de Dios, Montreal.

Debido a mi edad avanzada, ya no tengo más actividades programadas. Trato de vivir la caridad en la banalidad de lo cotidiano. La encíclica del Papa Francisco « Fratelli tutti » me interpela de manera muy clara sobre la calidad de mi relación con el otro.

Expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de entenderse, buscar unos puntos de contacto, todo eso se resume con el verbo dialogar (F.t. no 198) con los allegados, los vecinos, los lugareños, los parroquianos, las compañeras, sea por escrito o por teléfono. Cuando el tiempo lo permite, mi hermana y yo caminamos por el pueblo. Saludamos a toda la gente, la respuesta es siempre cordial. Fácilmente el diálogo se instala muy positivo y aun edificante sobre todo lo que hace la vida de un pueblo.

Por la mañana, al despertar, voy a saludar a mi hermana y le pregunto: «¿Pasaste una buena noche?» La conversación se emprende sobre el desarrollo del día: citas, proyectos, caminata, comida, etc… Como consecuencia de una operación, ella necesita ayuda.

Una vecina, cuyo esposo tuvo un AVC profundo durante el primer confinamiento me dice a menudo: «¿Por qué nos ha ocurrido tal desgracia? ¿Podrá caminar de nuevo?» Yo la escucho y le hago recordar todo lo que la medicina y las diversas ayudas hacen por él cada día.

M. sale de su jardín «¿Ya sembraste?» «Oh, no, hace demasiado frío». El diálogo empieza: «Cada mañana y cada noche, hablo con Dios. Le agradezco por la vida, por la buena tierra que cultivo, por lo que sembraré y cosecharé». Y añade «No sé si es una oración pero me hace bien». Le aseguro: «Claro que sí, es una oración».

F. tiene 90 años. Vive solo. Cada domingo le llevo la comunión y me cuenta siempre lo mismo: sus enfermedades, el número de sus nietos. Yo le hablo de la misa a la cual acabo de asistir. Cada domingo es la misma repetición pero sus gracias y su sonrisa se cambian para mí en acción de gracias.

Hoy, encontraré a una dama que teje cuadros de lana y los une para hacer bellas frazadas. Estoy encargada a entregarlas a otras manos que las entregan a las asociaciones caritativas. Con ella, la conversación es amena. Ya no sale al exterior, pero conoce todas las noticias y quiere a todo el mundo.

El encuentro es cosa banal pero reconocer en él la Presencia de Dios es una exigencia para vivir la caridad de Cristo.

Jeannette Mougenot
Francia.

Después de un accidente y unas fracturas, he necesitado recuperar mi motricidad  fina y también mi destreza manual.
Mi inscripción  en talleres de arte, mientras me facilitaban el desarrollo de mis talentos, me permitía  también implicarme con personas de mi edad, a través de la escucha, el poder compartir y la fraternidad así como permanecer activa junto a las ancianas.
Esto es  una parte de mis realizaciones. Jacqueline Légaré