Martes, 23 Febrero 2021 07:47

El decálogo de la serenidad

le decalogue serenite aSolamente hoy, trataré de vivir exclusivamente el día sin tratar de resolver el problema de mi vida.

Solamente hoy, pondré gran cuidado a mi apariencia cortés, a mis maneras; no criticaré a nadie y no pretenderé enderezar o disciplinar a nadie sino a mí mismo.

Solamente hoy, seré feliz, con la certeza de haber sido creado para la felicidad, no solamente en el otro mundo sino igualmente en este.

Solamente hoy, me adaptaré a las circunstancias sin pretender que estas se dobleguen a todos mis deseos.

Solamente hoy, consagraré diez minutos a la buena lectura acordándome que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

Solamente hoy, haré una buena acción y no hablaré a nadie de eso.

Solamente hoy, haré al menos una cosa que no tenga deseos de hacer; y si me ofenden, trataré de que nadie lo sepa.

Solamente hoy, estableceré un programa detallado de mi día. Lo cumpliré quizás no enteramente, pero lo volveré a redactar. Y me cuidaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

Solamente hoy, creeré firmemente, incluso si las circunstancias prueban lo contrario, que la Providencia de Dios se ocupa de mí como si ninguna otra cosa existiera en el mundo.

Solamente hoy, no temeré. Y muy especialmente, no tendré miedo de apreciar lo que es bueno y de creer en la bondad.

Estoy en medida de hacer el bien durante doce horas, lo que no sería capaz de desanimarme, como si pensara que debo hacerlo durante toda mi vida.

S.S. Juan XXIII

 


Foto: FleuryLou

 

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