« …Puesto que la GRAN OBRA del universo no puede acabarse unicamente sino por cada uno, el Artista divino le invita a devenir a su vez un verdadero artesano de la belleza del mundo… » (1)
Para mí, el bordado es una respuesta a esta invitación. Estas piecas realizadas punto tras punto me permiten actualizar un potencial dado y recibido como regalo. También, eso me permite perpetuar un arte de vivir ilustrado en las dos clases de bordados : un bordado negro (los balcones) y una yema (la flor). Como secular consagrada, es para mi, una manera de vivir mi misión contribuyendo a la belleza del mundo.